Tras varias semanas de preparación y trabajo, hoy se llevó a cabo la marcha exigiendo un centro de la memoria en Carabanchel y contra la represión de ayer y de hoy. Bajo un sol de justicia, varios centenares de vecinos y vecinas han recorrido la distancia que separa el actual colegio de Santa Rita hasta los terrenos de la antigua cárcel de Carabanchel.
Hay que recordar que el motivo de este itinerario no es aleatorio. Finalizada la Guerra Civil, el actual colegio Santa Rita fue la cárcel donde se encontraban cientos de presos políticos que, bajo unas condiciones infrahumanas y esclavitud, fueron obligados a construir la nueva macro cárcel que albergaría las escalofriantes cifras de represaliados políticos de la dictadura.
La cárcel de Carabanchel se convirtió en un símbolo de la lucha antifranquista y de la barbarie franquistas. Por ella pasaron miles de presos políticos y sociales, algunos de ellos de enorme significación como el propio Julián Grimau, que pasaría sus últimos días antes de ser fusilado en esta cárcel. Después la llamada Transición, la cárcel seguiría en funcionamiento hasta su cierre y abandono a finales de la década de los 90. Sin embargo, pese a las reivindicaciones vecinales, no se respetó la exigencia de mantener un centro para la memoria, ni tampoco ninguna de las reivindicaciones de construcción de dotaciones sociales para el barrio. Hoy lo que antaño fue cárcel se ha convertido en un inmenso solar abandonado.
Tampoco se ha olvidado la marcha de exigir el cierre del CIEs, edificio de la antigua cárcel que sigue en funcionamiento para encerrar a trabajadores cuyo único delito es no tener unos papeles en regla.
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